Morir es pasar de un estado a otro. Son las hojas que caen en otoño y forman una capa en el suelo. Son las flores que tiras cuando ya no son bonitos en tu jarrón y que aumentan el volumen en tu compostero. Son los frutos secos que rompes y comes para que te alimenten. Son las células de tu cuerpo que se eliminan y se renuevan completamente en un ciclo continuo de meses o años. Son tu pelo y tus uñas que crecen y que se cortan. Son los niños que dejan atrás su ser bebe, la niñez, la adolescencia, el ser adulto joven, el estar en la flor de la vida, el envejecer, …
Todo está en un continuo proceso de ir y venir. ¿O es al revés? Todo está en un continuo proceso de venir e ir. La muerte es una parte esencial de la vida. El nacimiento es una parte esencial de la vida. La muerte es un cambio y una transformación en lugar de una finalidad.
Porque creo que mi energía es pertinente, en estado de cambio y evolución, una consciencia en evolución y fluyendo en el tiempo, no tengo ningún miedo a la muerte. Morir es un cambio en el que se deja un cuerpo bien usado atrás que en ese momento ya no necesitas, ya que mantenerse en él puede ser una limitación para la propia evolución. Nacer, en cambio, es decidir ocupar una forma física, en esta tierra, un cuerpo humano para poder practicar en una vida social y material ideas y valores que, sin esa práctica, se quedan abstractos lo que les hace difícil de entender.
¿Qué hay antes de nacer y que hay después de morir?
No lo sé explicar en palabras, ni sé pensarlo claramente. Pero siento confianza. Siento que está bien allí, sin ni siquiera saber cómo y dónde es está ‘allí’. La energía y la conciencia no se destruyen, sino que cambian y evolucionan
Morir es también dejar ir ideas y creencias en vida. Es soltar lo que siempre te ha sostenido. También el ‘’siempre’’ muere.
Morir es crear espacio para algo nuevo. Es soltar y dejar ir. Es saber avanzar el camino detrás de la cortina… Y saber más.
La percepción de la muerte como una transición en lugar de un final puede ayudar a enfrentar la muerte con menos temor y a abrazar la idea de que la vida y la conciencia pueden tener un significado y un propósito más allá de la existencia física.
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