Pre-ocuparte es ocuparte de algo que aún no forma parte de tu vida y que puede que nunca lo haga. Pre-ocuparse implica no vivir el momento presente, sino vivir con el miedo a que algo no salga como te gustaría o como consideras adecuado. Pre-ocuparse significa estar más ocupado con la vida de los demás que con la tuya propia, lo que impide vivirla de manera óptima. La pre-ocupación es un mal innecesario.

Algunos la consideran simplemente un hábito nocivo que se puede desaprender con la práctica. Otros piensan que pre-ocuparse puede servir a un propósito al ayudarnos a aprender de experiencias pasadas y prepararnos para nuevas situaciones. Yo creo que la pre-ocupación es un acto de inseguridad y/o miedo que puede absorber completamente nuestra mente y causar mucha ansiedad y malestar en general. Esta tensión en el cuerpo y la mente se tolera mejor si son momentos cortos en los que algo actual y puntual ocupa nuestra mente y evita tener que enfocarnos en un futuro incierto que no podemos controlar. Pero si nos acostumbramos a pre-ocuparnos, minamos nuestra salud mental y física, ya que demasiada pre-ocupación causa estrés mental y emocional que busca un escape somatizando y creando dolencias físicas.

Se dice que la depresión consiste en centrarse en eventos pasados que desearíamos cambiar, mientras que pre-ocuparse implica enfocarse en eventos futuros sobre los que no tenemos control. Sin embargo, también se podría argumentar que pre-ocuparse nos hace creer que no tenemos control sobre el futuro, cuando en realidad podemos tomar medidas para prepararnos para lo que nos pre-ocupa.

Cómo entrenar a tu cerebro para dejar de pre-ocuparte

Evita que tu cerebro se pre-ocupe escribiendo:
Cuando estás entrenando a tu cerebro para dejar de pre-ocuparte, esta técnica se considera especialmente valiosa. Si te encuentras desvelado por la noche pensando en algo, anótalo en papel o en formato electrónico. Esto permite que tu mente descanse, al liberarla de la carga de tener que recordar esos detalles. Las personas que se pre-ocupan crónicamente tienden a evitar la elaboración de problemas y se centran mayormente en algunos detalles. Durante la ansiedad por la pre-ocupación, la mente está en bucle sobre algunos hechos, pero normalmente tiene dificultad para ver el problema en su totalidad. Escribirlo y/o hacer un dibujo de la situación puede aliviar primero pero también ayuda a descubrir más información sobre la situación en sí. A veces, alguien se refugia en la pre-ocupación porque esta forma de ver solo algunos detalles es una evasión a una realidad que puede ser aún más difícil de afrontar.

Medita para liberar a tu cerebro de pre-ocupaciones:
La meditación puede ayudarte a entrenar a tu cerebro para dejar de pre-ocuparte y reducir la ansiedad cognitiva. Aunque algunas personas creen que no tienen tiempo para meditar, en realidad es tan simple como cerrar los ojos durante 30 segundos o más. El simple acto de desconectar de fuentes externas es un paso activo para entrenar a tu cerebro para dejar de pre-ocuparte. Durante la meditación, es normal que aparezcan pensamientos, pero trata de aprender a no engancharte a esos pensamientos y dejarlos pasar como una nube en un cielo azul.

Haz ejercicio para entrenar tanto tu cuerpo como tu cerebro a dejar de pre-ocuparte:
La pre-ocupación es la forma en que nuestro cerebro aprende a sobrevivir al activar el sistema de lucha o huida. Si un peligro inminente nos acecha, sentimos una descarga de adrenalina, similar a lo que experimentamos cuando nos pre-ocupamos, aunque a un nivel más bajo y sostenido en el tiempo. El ejercicio es eficaz para reducir los síntomas físicos de la ansiedad, como el nerviosismo. Si tu cuerpo experimenta menos síntomas físicos de estrés, tu mente interpretará que hay menos motivos para pre-ocuparse, ya que el cuerpo no está en un estado de excitación elevada. El ejercicio proporciona una salida para la energía acumulada y puede ayudar a reducir la presión arterial, otro síntoma físico del estrés. Si te das cuenta de que estás pre-ocupado, sal a caminar durante 5 a 10 minutos, preferiblemente al aire libre. Disfruta de la naturaleza mientras te concentras en el movimiento de tu cuerpo y en tu respiración. La acción te ocupa y crea que tu mente puede dejar de (pre-) ocuparse.

 

 

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