Cumplir años es envejecer… pero también es vivir, aprender y renacer.
Desde pequeña, siempre he sentido los cumpleaños como algo muy bonito. Me esperaban regalos, crepes o gofres en la mesa, y la emoción de ser un año mayor. Quizás porque era una niña pensativa, que tomaba la vida muy en serio, y ya sentía que tenía una misión durante mi paso por esta tierra.
Los cumpleaños teniendo hijos era celebrar la vida desde otro lugar.
Cuando tuve hijos, descubrí otra cara de los cumpleaños. Me encantaba mimarlos y hacer que se sintieran especiales. Pero, a diferencia de mi madre, procuraba comprar menos regalos, ya tenían demasiados juguetes, y dar más alegria emocional. Lo importante era crear momentos, no acumular cosas.
Cumplir años de adulta. Prefería más consciencia, menos fiesta
De adulta, cumplir años se siente distinto. A veces el día pasa entre trabajo, tareas y responsabilidades. Pero, aun así, me preparo mentalmente para mi cumpleaños.
Es un punto de inflexión, un cierre y un nuevo comienzo. Semanas antes, reviso mis metas, mis aprendizajes y lo que deseo mejorar en el nuevo ciclo.
Cada año intento mejorar mi salud, mi flexibilidad, mi trato con los demás, mi intuición y mi forma de estar en el mundo. Y, aunque no me gusta compararme, veo los frutos de vivir con intención, intentar ser cada año una mejor persona, tiene resultados visibles.
Las trampas que nos impiden crecer
¿Será la consciencia la clave? ¿O simplemente aprender a evitar las trampas en las que todos caemos?
Anclarte a la televisión o la pasividad.
No moverte por miedo al dolor, cuando el dolor muchas veces proviene de no moverte
Olvidar lo que no quieres procesar, aceptar o perdonar.
Nunca es tarde para cambiar, para sanar, o para soltar los pesos que cargamos. Sanar lleva tiempo (y está bien).
Cuando miro atrás y recuerdo mis propios desafíos —los picores, la tensión arterial, las tendinitis, los altibajos emocionales— veo que cada mejora me tomó años.
Sanar no ocurre de un día para otro, acumulamos estrés y tensiones durante décadas. Por eso, paciencia y amor propio son esenciales.
Propósitos para este nuevo año personal.
Hoy mismo puedes establecer un propósito. Empieza con algo pequeño y realista. Te comparto algunas ideas:
Soy más amable con los demás y hablo sin palabrotas.
Disfruto de un dulce sin culpa, pero no lo uso para llenar vacíos.
Hago al menos 10 minutos de estiramientos al día y subo las escaleras cinco veces.
En lugar de culpar a mi hermana por la distancia, cambio mi actitud hacia ella.
Reconozco lo bueno que mis padres hicieron, aunque también cometieran errores.
Elige dos o tres propósitos, empieza hoy y trabaja en ellos durante tres meses.
Puedes hacerlo sola, pero si te cuesta, busca apoyo terapéutico. Puedes contar conmigo.
Y si tienes 40 años o más, te invito a unirte a VidaPlena, la comunidad 40+, donde nos reunimos cada semana para compartir, apoyarnos y crecer juntos.
💌 Escríbeme si quieres más información. ¡Nunca es tarde para empezar de nuevo!
Soy Hilde y me puedes escribir un mensaje al 0034 619 042 760.
Cada uno puede hacer mucho en su camino. Juntos, transformamos el viaje.
Os envío un abrazo con todo mi ánimo y energía.
